23 dic 2011

Navidades El Cinéfago Style


Supongo que tarde o temprano tenía que comentar alguna película navideña. Fiel a mi estilo me he decidido por la infame saga de Noche de paz, noche de muerte. Esta saga sobre un psicópata vestido de Santa Claus es diferente de la mayoría de franquicias: las primeras son bastante malas y va mejorando a medida que pasa el tiempo. Así que, si tenéis un poco de paciencia, finalmente llegaremos a cosas bastante interesantes (la cuarta entrega, en caso de que no tengáis paciencia).

Noche de paz, noche de muerte (Silent Night, Deadly Night, Charles E. Sellier Jr, 1984) debe su fama a motivos completamente extracinematográficos, ya que como película (o slasher) no es demasiado buena. La historia arranca en 1971, cuando el pequeño Billy (Jonathan Best) acompaña a sus padres y su recién nacido hermano a visitar al abuelo. El abuelo (Will Hare) parece estar catatónico, ni habla ni responde a estímulos, sin embargo, cuando dejan solo a Billy con él, de repente le coge el brazo y le crea un trauma al chaval al hablar sobre las terribles torturas y castigos a los que somete a los niños malos Santa Claus. Este abuelete cabrón, que vuelve a hacerse el catatónico cuando entran los padres de Billy, diría que es lo mejor de toda la película. Y Linnea Quigley, por motivos completamente diferentes.

El caso es que esa misma noche, de vuelta a casa y con Billy seriamente acojonado por la visita al abuelo, un hombre vestido de Santa Claus mata a su padre y a su madre intenta violarla y también la mata. La mala suerte de Billy no acaba ahí. En 1974 nos lo encontramos en un orfanato con su hermano al cuidado de unas monjas. La madre superiora se encargará de agudizar los traumas de Billy (interpretado ahora por Danny Wagner). Pasan diez años, Billy (interpretado por un 3º actor: Robert Brian Wilson), trabaja en una tienda de juguetes. La mala suerte de Billy quiere que lo pongan a trabajar de Santa Claus para recibir a los niños (esto nos da otra inintencionadamente divertida escena en la que Billy va pasando su trauma a los niños que se sientan en su regazo). Esa misma noche se emborracha y, tras ver a la chica que le gusta enrollarse con otro, se lanza a matar gente con un hacha. A Billy intentarán detenerlo algunos de los policías más torpes de la historia del cine (uno de ellos mata a un cura vestido de Santa Claus frente a un grupo de niños: más traumas infantiles).

El principal problema de este film es que no tiene un personaje que se enfrente a Billy, una final girl o algo parecido, ninguna intriga ni suspense. Simplemente se siguen las tropelías de Billy hasta que es detenido. Tampoco hay un gran clímax ni una escena que te deje boquiabierto, a pesar de lo competentes que son los efectos de maquillaje. Porque la película es sangrienta, al menos la versión no censurada, eso se lo concedo, y sale Linnea Quigley, no se puede negar.

Sorprende que esta película fuera dirigida por un cristiano fervoroso. Charles E. Sellier Jr se ha ganado la vida desde entonces grabando documentales religiosos sobre el fin del mundo y la llegada de Jesús (que ya es mala suerte que coincidan las dos cosas, como cuando dan dos programas que quieres ver y no tienes nada para grabar). Más que nada por lo mal paradas que salen las monjas y la ridícula cantidad de traumas infantiles que se van generando en la película.

Y hablando de traumas infantiles, vamos a tratar la razón por la que es realmente famosa esta película. Como es costumbre, la productora empezó a promocionar esta "maravilla" cuando faltaba poco para estrenarla. Y como es costumbre, parte de esta promoción implicaba anuncios en televisión. Anuncios como este:



Este anuncio enfureció a un montón de padres. No sólo porque mostrara un Santa Claus asesino sino porque además se iba a estrenar en Navidad. Muchos padres iniciaron protestas asegurando que ver el tráiler en televisión había traumatizado a sus hijos e intentaron que la película fuera prohibida. Supongo que explicarles a sus hijos la diferencia entre realidad y ficción era demasiado trabajo.

Y en cierto modo lo consiguieron. La película se retiró... para ser reestrenada al año siguiente, en mayo, aprovechando la polémica como una bienvenida campaña publicitaria gratuita. "¡La película que escandalizó América! ¡La película que intentaron prohibir!" anunciaba el póster con alegría:


Seguramente, de no ser por toda la polémica y los noticiarios llenos de padres protestando en los cines,  habría pasado bastante desapercibida. Pero estas tácticas dignas de los mejores exploiters dieron resultado y el film fue un relativo gran éxito. Por lo menos, lo suficiente para generar una de las peores secuelas de la historia del cine.

Noche de paz, noche de muerte Parte 2 (Silent Night, Deadly Night Part 2, Lee Harry, 1987) dura 88 minutos. De esos 88 minutos, 38 están dedicados a ofrecer una versión resumida de la primera entrega. Ricky (Eric Freeman) le cuenta a un psiquiatra (James Newman) por qué está encerrado en un manicomio empezando por explicar toda la primera película mediante flashbacks, en los cuales vemos prácticamente toda la primera entrega de nuevo. Los 50 minutos restantes son más flashbacks de la vida de Ricky (interpretado por varios actores que no se parecen entre sí e incluso les cambia el color del pelo) hasta que pasa lo que os imagináis que pasa. Y si bien la masacre y la pobre interpretación de Eric Freeman resultan divertidas, para cuando llegan uno está demasiado aburrido y cansado como para que hagan gracia. Pocas veces he visto semejante desfachatez a la hora de timar al público. Ni siquiera se merece el calificativo de "película". Fijaos atentamente, hasta en el tráiler de la secuela hay más metraje de la primera que de la segunda entrega.





Pero tras estas menos que afortunadas películas, las tres continuaciones que se hicieron directamente en vídeo son bastante interesantes y curiosas de ver. Debo mencionar que estas tres secuelas fueron estrenadas en España con títulos que hacían pensar que se trataban de películas independientes, nada que ver con las anteriores, así que cuando las alquilé en su momento lo hice porque me pareció curioso el argumento o atraído por el hecho de que participaba en algunas Brian Yuzna.

Posesión alucinante (Silent Night, Deadly Night III: Better Watch Out, Monte Hellman, 1989): Esta tercera entrega es un auténtico slasher: tenemos asesino y tenemos final girl. El argumento resulta bastante interesante: Ricky (ahora interpretado por Bill Moseley) está en coma, tras los eventos del anterior film. El doctor Newbury (Richard Beymer) decide utilizarlo en un experimento para penetrar en la mente de un sujeto en coma: le afeita la cabeza y le pone una especie de pecera llena de agua ensangrentada y unos cables. Esto permite que Laura (Samantha Scully), una chica ciega con habilidades psíquicas, conecte con la mente del psicópata comatoso. El doctor, sin embargo, no le ha contado todos los detalles a Laura, la cual tiene una serie de alucinaciones sangrientas que no sabe de donde surgen. Cuando Laura vaya con su hermano y la novia de éste (Eric DaRe y Laura Harring) a casa de su abuela para celebrar la navidad, Ricky sale del coma y empieza a matar gente mientras va a reunirse con Laura. Ambos están conectados psíquicamente y van recibiendo impresiones uno del otro. Robert Culp interpreta al policía empeñado en atrapar a Ricky antes de que mate a Laura.

A pesar de lo interesante del argumento (bueno, a los diez años me pareció una pasada) y la solvencia contrastada del director Monte Hellman, esta tercera entrega se queda en eso: una premisa interesante. Si bien tiene algún momento divertido y a Laura Harring, tras el prometedor y onírico principio cae en un rutinario y predecible desarrollo. Claro que comparada con las anteriores es una película claramente superior.

Por cierto, una curiosidad lynchiana: Richard Beymer y Eric DaRe coincidirían tras participar en este film en la serie Twin Peaks. Laura Harring (que aparece aquí sin pechos siliconados y todavía con acento hispano) sería la coprotagonista de Mulholland Drive (Mulholland Dr., David Lynch, 2001).



Los responsables de la saga, es decir: los que tenían los derechos de la misma, le encargaron a Brian Yuzna dos secuelas. El único requisito: estar ambientadas en época navideña. Ritos satánicos (Initiation: Silent Night, Deadly Night 4, 1990) fue la primera de estas secuelas.

De las cinco películas aquí comentadas, esta es la única que realmente creo que es lo suficientemente buena como para recomendarla. La película no guarda ninguna conexión con las anteriores (excepto un momento en que uno de los personajes, Ricky (Clint Howard), ve una de las entregas por televisión) y se centra en los orígenes paganos de la Navidad. Está protagonizada por Kim (Neith Hunter), una reportera que investiga la misteriosa muerte de una mujer que cayó desde la azotea de un edificio y estalló en llamas. Durante la investigación conoce a Fima (Maud Adams), la misteriosa dueña de una librería que empieza a introducirla en el mundo de las religiones paganas. Kim muy pronto verá como su vida se convierte en una pesadilla.

A pesar de su título castellano, poco tiene que ver el satanismo con esta película que está plagada de momentos perturbadores, inquietantes y pesadillescos. La casa de Kim no tarda en verse primero infestada de insectos y luego de un bicho gigantesco que parece acecharla por todas partes. Hay otros momentos, como cuando sus manos empiezan a retorcerse o sus piernas se pegan convirtiéndola en un gusano humano, tremendamente efectivos a pesar de lo limitado del presupuesto. De hecho, en algunos momentos recuerda al Cronenberg más gore y gráfico, ya que la película se cuenta desde la perspectiva de Kim, cuyo mundo rápidamente se convierte en una pesadilla non-stop.

Teniendo en cuenta que las villanas son una secta que aboga por "la fuerza de la diosa", se podría argumentar que la película es algo misógina. Pero lo cierto es que los hombres están representados como machistas que o ignoran a Kim en el puesto de trabajo por ser mujer o creen que el lugar de la mujer es la cocina. Para mí que una de dos: o parodian la guerra de sexos tan recurrente en el cine o era algo que no consideraron. Es decir, cogieron esa secta porque resultaba interesante visualmente y utilizaron el machismo como forma de motivar a la protagonista.

Sea como sea, es una estupenda película de terror cortesía de Brian Yuzna.



Juegos diabólicos (Silent Night, Deadly Night 5: The Toy Maker, Martin Kitrosser, 1991) es la última entrega de la saga, de momento. En esta ocasión, Yuzna se limitó a producir y escribir la película junto a Martin Kitrosser, dejándole la dirección a este último. En esta ocasión la película gira en torno a unos juguetes mortales que tienen la fea costumbre de matar a sus dueños. Todo apunta a que el juguetero Joe Petto (Mickey Rooney) y su hijo Pino (Brian Bremer) (para los que estudiaron en la ESO: esto es una referencia al Pinocho de Carlo Collodi) puede que sean los responsables de todo.

La película la protagoniza Derek (William Thorne) un niño que recibe un misterioso regalo que mata a su padre (Van Quattro) antes de los títulos de crédito. Derek se pasa el resto de la película traumatizado por el hecho, a pesar de los esfuerzos de su madre, Sarah (Jane Higginson), para que lo supere. Además, un hombre misterioso (Tracy Fraim) los espía e investiga los juguetes de Petto.

Aparte de las referencias a Pinocho, tanto en la trama como por parte de los personajes (la canguro se lo lee a Derek), y referencias a otras películas de Yuzna (se puede ver a un extra con una camiseta de cierta película que cuenta las andanzas del doctor Herbert West), hay también referencias a la anterior película de la serie: Neith Hunter, Clint Howard y Lonnie Yuzna aparecen de nuevo interpretando personajes con el mismo nombre, dejando algo ambiguo si se trata de los mismos o no (hay un momento que el personaje de Hunter, Kim, dice: "no te creerías las cosas que me han pasado"); esta película no resulta particularmente destacable. La trama es curiosa, pero ya muy vista. Aunque sigue siendo una mejora comparada con las tres primeras.

Los momentos en que los juguetes atacan están bastante bien, pero aparte de eso el film no ofrece mucho más, las escenas que me resultaron curiosas no sé si lo son bastante para interesar a alguien más. Aparte de ser el final de esta saga es también donde se acaba este post. Espero que paséis unas felices fiestas, si en caso contrario las pasáis con la familia, espero que sobreviváis.

5 comentarios:

Javier Simpson dijo...

Pues tiene buena pinta, y más para estas fechas. Un psicópata vestido de Santa Claus es toda una trasgresión y a los más navideños eso les producirá un efecto importante, si son niños mucho más.

Te iba a preguntar que me recomendaras una para comenzar, pero ya leo que la de Ritos satánicos es la que más te convence. Pues me quedaré con esa. Que tenga similitudes con Cronenberg me seduce.

De las tres primeras te quedarías con cuál? Es por si quiero conseguir otra. Tal vez una no me llegue.

Buena entrad, Raül.

Raúl Calvo dijo...

Javi, esto es un poco como si me pides "susto o muerte". Si quieres ver una peli ambientada en navidad que sea realmente buena, cargada de suspense y que de miedo te diría que veas Black Christmas (1974) de Bob Clark, la original no el remake. De las tres primeras de Silent Night, Deadly Night pues la uno (sin censurar) o la tres son entretenidas, aunque no muy buenas y no las recomiendo.

Dr. Gonzo dijo...

De esta saga sólo he visto la primera, y antes de hacerlo me hablaron tan mal de ella que mis expectativas eran tan bajas que me pareció hasta buena.

De las demás secuelas no he visto ninguna, pero veo que acaban desvariando bastante.

Einer dijo...

Pues yo no he visto ninguna de la saga, pero algún día caerán. Aunque estas navidades, ya no creo. Habrá que dejarlo para las siguientes.

Feliz Navidad.

Raúl Calvo dijo...

Dr. Gonzo creo que la historia que rodea Noche de Paz, noche de muerte es más interesante que la película en sí, aunque no niego que es divertida de ver. De las secuelas recomiendo sólo la cuarta.

Einer, repito que sólo recomiendo la cuarta. El resto míralas por tu cuenta y riesgo, yo no me hago responsable! Feliz Navidad.