19 mar 2014

The Unholy Rollers

 
The Unholy Rollers (Vernon Zimmerman, 1972) nos mete de lleno en una delirante competición de patinaje, conocida en Estados Unidos como Roller Derby. Dos equipos mixtos se enfrentan en un juego que parece más bien una excusa para que los espectadores disfruten con un violento espectáculo que con una competición deportiva.

A pesar de las apariencias, The Unholy Rollers no es un film deportivo. Tiene más en común con los dramas que nos muestran las puñaladas traperas y la ambición devoradora del mundo del espectáculo, como Eva al desnudo (All About Eve, Joseph L. Mankiewicz, 1950), que con las típicas historias de superación y triunfo que nos ofrece el género deportivo, cuyas películas normalmente concluyen con una competición en la cual se decide todo y el protagonista sale vencedor. Y eso es así porque, como descubre Karen Walker (Claudia Jenings) cuando se incorpora al equipo Avengers, cada aspecto de las competiciones está planeado: cada golpe, cada patada, cada victoria forma parte de un guion ideado para ofrecer un gran espectáculo a los aficionados.

Pero Karen nunca ha sido muy buena siguiendo guiones, de modo que muy pronto se crearán a su alrededor conflictos y peleas que no estaban en el plan de juego, que se agravan al mismo tiempo que sube la popularidad de Karen entre el público. Es a medida que la competición se va volviendo más caótica y todo se va poniendo en contra de Karen que la película va ganando interés.

"Holy rollers" (aproximadamente "viajantes sagrados", literalmente "rodadores sagrados") es el término usado en Estados Unidos para designar a los predicadores evangelistas que van viajando con una carpa por las zonas rurales del país. El título de la película hace una interpretación literal del uso "rodar", referidos a los patines que llevan los competidores, y al hecho de que son muy profanos y nada sagrados. Los competidores, y especialmente las competidoras que son la mayoría y son las protagonistas, de esta amañada competición parecen tener todos y todas cierta inclinación hacia la violencia. Karen nos es presentada desde el principio como una persona de tremendo carácter que arregla las cosas de forma bastante expeditiva (si fuera policía habría sido una versión femenina de Harry el sucio). Pero el espectador no puede más que ponerse de su parte, especialmente tras conocer a su familia y la manera brutal en que es tratada en diversas ocasiones.

Pero además de estos aspectos dramáticos, el film, dada la naturaleza del deporte retratado, sirve también como alegoría de la fascinación del ser humano por la violencia. Aunque dudo que fuera algo intencionado, la manera en que los espectadores se excitan cuando se producen las peleas en la pista ofrece una retrato no muy favorecedor de los aficionados. Unos aficionados para los que el deporte es lo de menos. En este sentido me recordó la comedia El castañazo (Slap Shot, George Roy Hill, 1977) que trata un tema parecido, pero ambientado en el mundo del hockey sobre hielo.

En definitiva, es una película que me sorprendió porque es mejor de lo que me esperaba. La tristemente desaparecida Claudia Jennings, murió en un accidente de coche en 1979, ofrece una buena interpretación, destacando en un reparto lleno de actores y actrices profesionales de la exploitation. Por ejemplo, tenemos a Roberta Collins que tiene un pequeño papel como una de las agresivas patinadoras que se la tiene jurada al personaje de Jennings. Aunque no os gusten los filmes con temática deportiva, esta película puede que os acabe enganchando. Os dejo con un falso tráiler del film, no he podido encontrar el original.


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