30 dic 2015

Una historia perversa (Una sull'altra)

 
Antes de que Dario Argento estableciera el que iba a ser el estilo del giallo durante los 70 con El pájaro de las plumas de cristal (L'uccello dalle piume di cristallo, 1970), Lucio Fulci se estrenaba en el cine de suspense con Una historia perversa (Una sull'altra, 1969), un giallo con ecos de Alfred Hitchcock.

El doctor George Dumurrier (Jean Sorel) se encuentra con su amante Jane (Elsa Martinelli) cuando recibe la noticia de la muerte de su esposa, Susan (Marisa Mell). Su muerte no es una sorpresa, ya que llevaba mucho tiempo enferma, pero sí resulta sorprendente que se hiciera un seguro de vida por valor de un millón de dólares, con George como beneficiario, ya que su esposa lo odiaba. Poco después, George recibe otra sorpresa, ya que descubre a una mujer llamada Monica Weston (Mell) que es un doble exacto de su difunta esposa. Mientras, la policía sospecha que la muerte de Susan fue un asesinato y está convencida de que George es el asesino. ¿Es realmente George el asesino o está siendo culpado de un crimen que no ha cometido?

La ambientación en San Francisco y el uso de la doble de una mujer muerta hacen que Una historia perversa nos remita a la clásica obra maestra Vértigo. De entre los muertos (Vertigo, Alfred Hitchcock, 1958). Pero mientras el film de Hitchcock está cargado de necrófilo romanticismo, el film de Fulci es mucho más cínico y, como indica el título castellano, perverso. Fulci nos ofrece abundantes dosis de suave erotismo (para la época) que le dan un toque sórdido al film, en contraste con el estilo elegante e innovador que utiliza para contar su historia. Un estilo al que se ha de añadir diversos "planos imposibles" (algo de lo que sin duda Argento tomó nota), creando un film que une lo mejor de lo clásico y lo moderno.

Mientras que la retorcida historia que nos cuenta nos remite a las películas de suspense del pasado (relativamente reciente en el momento de estrenarse el film), la presentación nos lleva a lo que será el futuro del género durante la siguiente década. Así, aunque no se encuentran presentes ni la sangre ni los excesos que harían famoso a Fulci, este film nos muestra al director en plena forma con lo que los aficionados al maestro italiano o al giallo harían bien en no perderse esta película. Una película que con habilidad despista y engaña al espectador, manteniéndolo intrigado hasta el final, aunque obviamente no sea un final tan sorprendente para el público actual como lo fue para el de finales de los 60.


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