7 abr 2017

El cuerpo y el látigo (La frusta e il corpo)

 
Hay pocos cineastas que se hayan visto tan beneficiados de la llegada del DVD y el Blu-ray como Mario Bava. Por fin, sus películas pueden verse tal y cómo Bava las había concebido: sin censurar, sin manipular, con su imagen gloriosamente restaurada. Un ejemplo perfecto de ello es El cuerpo y el látigo (La frusta e il corpo, como John M. Old, 1963), un film adelantado a su tiempo que mezcla terror gótico, sadomasoquismo y suspense.

Kurt Menliff (Christopher Lee) regresa al hogar que abandonó con la intención de reclamar su título y su herencia. Nadie de los Menliff se alegra de ver al cruel y malvado Kurt de nuevo entre ellos. Ni su padre, el conde Menliff (Gustavo De Nardo), que desheredó a Kurt; ni su hermano Christian (Tony Kendall), obligado a casarse con Nevenka (Daliah Lavi), la mujer que Kurt abandonó, a pesar de estar enamorado de su prima Katia (Ida Galli). Quien menos se alegra de verlo de vuelta es, comprensiblemente, la criada Giorgia (Harriet White), cuya hija Kurt llevó al suicidio. Nevenka, por su parte, ve el regreso de Kurt de forma algo conflictiva: lo desprecia pero, al mismo tiempo, mantiene con él una relación sadomasoquista: disfruta con placer los latigazos que Kurt le administra gustoso. Pero Kurt no tarda en ser asesinado después de su regreso. Pero ni siquiera algo como la muerte puede mantener la maldad de Kurt a raya.

El guionista Ernesto Gastaldi recibió el encargo, por parte de unos productores, de escribir algo parecido a El péndulo de la muerte (The Pit and the Pendulum, Roger Corman, 1961), que en aquel momento estaba triunfando en las taquillas italianas. El resultado fue La frusta e il corpo, un guion que mezclaba una ambientación de puro terror gótico con algunos elementos propios del suspense malsano que más tarde Gastaldi aplicaría al giallo, como en La perversa señora Ward (Lo strano vizio della Signora Wardh, Sergio Martino, 1971). Este guion fue transformado por Bava en una de sus películas más hermosas y macabras.

El film transcurre en un momento temporal y geográfico indeterminado. El vestuario y los nombres de los personajes representan una mezcla de épocas y lugares que le dan a El cuerpo y el látigo un aire de cuento de hadas (si bien morboso y malsano). Es parecido a lo que hacía Universal en su ciclo de terror clásico y aquí le sirve a Bava para dar rienda suelta a su colorido estilo. Un estilo que eleva los más simples momentos a obra de arte. Escenas en apariencia superfluas como la protagonista, la bella Daliah Lavi, investigando un oscuro corredor, resultan tan arrebatadoras gracias a la maestría del director como los asesinatos. El director, además, tuvo la suerte de encontrarse un guion que se adecuaba perfectamente a su sensibilidad, lleno de motivos góticos clásicos, como los pasadizos secretos y las familias disfuncionales llenas de secretos, al que añadió su habilidad a la hora de crear efectos especiales.

Sin embargo, el elemento más llamativo del film es la manera en que retrata la relación sadomasoquista entre Nevenka y Kurt, los personajes interpretados por Lavi y Christopher Lee, que continua más allá de la tumba. La franca representación de esta relación provocó que el film fuera un fracaso en Italia, ya que fue acusada de obscenidad, y que en Inglaterra y Estados Unidos fuera censurada hasta el punto de convertirse en un puro absurdo. Incluso hoy día resultan chocantes estas escenas, en las que Lee azota a Lavi mientras esta se retuerce de placer, más cerca del orgasmo a cada latigazo. Incluso su título fue censurado y cambiado. Por ejemplo, en Inglaterra el film no apareció como The Whip and the Body hasta que fue editada en DVD.

Este es uno de los clásicos de Bava más logrados, especialmente si tenemos en cuenta que fue realizado con un presupuesto mínimo. Además del ojo privilegiado de Bava, el film cuenta con estupendas interpretaciones y momentos visualmente icónicos. En definitiva, otra película de Bava imprescindible para el amante del género y el cine en general.


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